lunes, marzo 03, 2008

Mal día, mal dormir

Mal dormir.

Seis horas y cuarto, escasas, de descanso interrumpido cada poco tiempo. Intervalos de sueño intranquilo, de los que no recuerdo nada, pero de los que me despierto con la misma idea una y otra vez en la cabeza. Encender la luz, mirar la hora, dar un par de vueltas en la cama, y vuelta a empezar. Así hasta que me levanto diez minutos antes de la hora, olvidando el concepto con el que me he estado peleando media noche.

Y todo a raíz del día anterior. Toda una tarde programando, que no sirvió de nada, en la que los conceptos se quedaron pululando en el ambiente sin afianzarse, gracias a un compilador que le dio por tocarme la moral. Toda una tarde-noche rebuscando entre los apuntes más ideas, saturado por el tiempo malgastado (que no invertido) a lo largo de la tarde, y pendiente de encontrar un papel que se traspapeló, o que alguien hizo traspapelar, y que me mantuvo en vela hasta pasada medianoche.

Si a todo lo anterior se le suma aguantar a la familia, y tener una discusión con un colega que es incapaz de entender que en esos momentos es mejor no tocar ciertos temas, y que, aunque quiero hablar con él, es mejor desviar la atención a hablar del tiempo, mismamente, pues tenemos el resultado fatídico.

Y sin embargo, lo que más me enerva, o toca la moral, o me hace sentir molesto, no es el hecho de haber dormido poco, y mal, puesto que aún me siento algo descansado. Tampoco es que haya perdido media tarde de programación. Eso puede superarse. El agobio por tener que estar con el proyecto... es algo que me va a seguir acompañando, así que no merece la pena seguir con ello.

Lo que realmente me revienta es que, por lo visto, a pesar de pedir disculpas por no haber estado en mi lugar, por haberme comportado en un momento de debilidad como un crío que protesta por estar cansado de todo y al que las cosas le salen al revés, parezca que tenga que sentirme culpable por robar tiempo a alguien que, mientras me pide que le cuente mis penas y lamentos, simultáneamente se está echando unas risas viendo el programa de la tele de turno.

Seré egoísta, lo sé. Tal vez no tenga paciencia suficiente, o demasiado orgullo, para contar mis cosas así por las buenas, y que hay cosas que no tengo en cuenta al hablar. Pero tampoco me parece que bajar la cabeza y entonar el mea culpa sea la solución. Lo siento, pero por eso no paso. Igual es que soy demasiado tonto, y más gente lo hace, porque yo no, pero si estás preocupándote por alguien... lo normal no suele ser dedicarle toda tu atención? O el comportamiento más adecuado es seguir viendo la tele, como si no pasara nada, y de vez en cuando soltar una frase, o girar la mirada al pc para ver si hay respuesta?

Igual tengo que hacer examen de conciencia, y cuando alguien me llame para decir que está triste, o me pida un momento por el msn, tenga que poner una película de zombies en el DVD y prepararme unas palomitas, o jugar a la Wii, aunque sólo hable con él, y con nadie más. Sólo por respeto.

3 comentarios:

la reina del hielo dijo...

si alguien te dice que te escucha, tiene un compromiso, sino, no lo digas. y bienvenido al club de los que no han dormido bien, que yo esta noche la he pasado en un bus lleno de niños de 15 años que se iban de excursión... y ahora currando.

Anónimo dijo...

Podría decir mucho, pero mejor callo. A veces, el problema esta en ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el nuestro.

;-P

La Maladie de la Raison dijo...

Siempre puedes imitar a Charles Whitman. No creo que solucione nada, pero seguro que desestresa un montón.

De todos modos, yo soy de los que cuando se pone a escuchar... escucha. Quizá porque cuando quiero que me escuchen espero que hagan lo mismo. No sé, hacer otra cosa me parece una chorrada. O una tomadura de pelo.