lunes, abril 28, 2008

Humanos con instrucciones ya

¿Por qué los humanos sois tan sencillos y simples en algunos aspectos, y tan complicados en otros? ¿Por qué dais importancia a tantas tonterías, y buscáis tres pies al gato en tonterías, y en los temas importantes, sin embargo, no sois conscientes de la seriedad del asunto?

Algunos tendríais que venir con manual de instrucciones. En serio. Tendré que presentar una queja a las altas instancias, porque esto no es normal.

Problemas tenemos todos (anda que si yo me pusiera a soltar todo lo que me pasa por la mente, bobadas incluídas, no termino), pero hay que abordarlos, no dejar que se amontonen unos sobre otros.

Si tienes algún pequeño percance con alguien, se habla, se comenta, y se soluciona. Puede que no al momento, que también hay que relajar los nervios, y saltar cuchillo en ristre al instante no es sano, pero sí es conveniente hablarlo cuanto antes y zanjarlo. Porque puede ser algo serio, o un simple malentendido (que suele ocurrir en la mayor parte de las ocasiones). Pero si lo dejas, y se hace una bola que no deja de crecer, y añades detalles prácticamente sin importancia, acrecentándolo todo hasta que te estalla en las manos, vas mal. Muy mal.

Así que, por favor. Venid con manual de instrucciones para saber traducir todos vuestros gestos y expresiones, que luego nos llevamos sustos, y para colmo de males, no se os puede devolver a fábrica si estáis defectuosos. Miento, sí se os puede enviar, pero no volvéis. Ni arreglados, ni defectuosos. Nada.

Y como colofón... Si alguna vez tenéis un problema conmigo, no esperéis una semana, ni un mes mientras magnificáis el problema, ni pretendáis que yo averigüe qué os pasa por la cabeza. Mi mejor método de lectura de almas, al menos es el más rápido y eficaz consiste en abrir en canal y hacer una lectura de las entrañas, y no creo que eso sea lo más conveniente para vuestra anatomía.

martes, abril 22, 2008

Un viaje para recordar (Parte I)

Más de una semana ha pasado desde mi último mensaje, y desde mi visita al centro peninsular.

En viajes anteriores he ido más que nada para ver a la gente, y para descansar, cambiar de la rutina... cosas que siempre vienen bien, y aunque quedaba más o menos satisfecho... me volvía hacia mis verdes tierras con la sensación de que podría haber sido algo más.

Lo reconozco, soy una persona insaciable, y siempre quiero más, tenga lo que tenga. Sin embargo, no es éste el caso, puesto que, realmente, siempre quiero hacer más actividades, además de pasarme media mañana y media tarde dormitando, salir a dar una vuelta, y salir de fiesta a la noche.

En cambio, este viaje a la capital sí ha merecido la pena. En todos los aspectos. He echado de menos tener más tiempo para estar con mi Reina de Hielo, la hermosa doncella criadora de perros de caza, y mis queridos anfitriones, cómo no, con quienes he podido compartir muchos buenos momentos durante mi estancia.

Todo comenzó el jueves, contando los minutos para poder ir a comer. Después de eso, fue coger el microbús (aka tranvía por el regimiento), el metro... y llegar a la estación de autobuses, donde unas revistas elegidas para la ocasión, me amenizaron la espera del autobús... hasta que finalmente partimos.

Malditos sean los hados, pues el autobús tuvo un accidente a poco más de medio camino. Más de 90 minutos parados, esperando a que alguien nos viniera a recoger. Tuve ganas de poner una reclamación al llegar, no por el trato, que fue muy bueno, por parte del conductor, sino por la dejadez de las altas esferas de la compañía de buses por no mandar otro de inmediato, o algo después, para recogernos, puesto que llegamos un cuarto de hora escaso antes que el autobús que partía desde mi ciudad dos horas más tarde.

Aceleramos la parte de abrazos, conversaciones, etc hasta situarnos al viernes a la hora de comer.

A esa hora había quedado con la Reina de Hielo (intentaré evitar esa referencia mental al capítulo de Historia de Amor, del inigualable Cálico Electrónico).

Fuimos a Somosaguas, me presentó a sus amigos de la secta de los dadillos, ingerí alimentos, y pasé una tarde muy tranquila rondando los pasillos de la facultad, con mis pequeños problemas de espalda (maldito sea este cuerpo humano, que en ocasiones falla. Me da que al final tendré que hacer caso a esos matasanos humanos e intentar fortalecerlo con ejercicio, puesto que mis artes místicas parece que en lugar de fortalecerlo, lo empeoran).

Al grano... tuve que interpretar mi papel de humano que interpreta ser un vampiro de la Camarilla que a su vez interpreta un papel al estar infiltrado dentro del Sabbat. Algo así como los planes dentro de los planes de los planes. Conseguí mi objetivo, enterarme de los planes de los Gangrel del Sabbat, y por pura casualidad... establecí vínculos con un Baali que intentaba vincular por medio de rituales a un grupo de sanguijuelas. Sublime. Afortunadamente, nadie descubrió ninguna de las tapaderas, y en cuanto me despedí de ellos, aún nadie había descubierto mi sublime interpretación de humano.

Lástima no haber estado más rato con Hellen, ni con Mery. Maldita sea mi columna vertebral, y esa dichosa huelga de autobuses, que nos hizo separarnos antes de tiempo.

Y lo dejo aquí, que tengo trabajillo que hacer.

jueves, abril 10, 2008

Espera, dichosa espera

Esperar es malo.

Puede ser algo agradable, y muy bonito, ir contando las horas, minutos, y segundos, hasta que al final llega. Se suman la ilusión, las ganas, el buen humor... y parafraseando a la reina de hielo... "todo puede ser hermoso". Iba a poner mi, pero conociendo lo malpensados que sois los tres gatos que me leéis, prefiero no hacerlo, al menos, hasta tener el beneplácito de poder rendir pleitesía a tamaña dama. En ese momento, pondré el mi, a pesar de los lujuriosos y pecaminosos pensamientos de los contertulios. En fin, que me desvío...

Algún día tendré que pedir cuentas a dicha señorita, puesto que la expresión es, cómo expresarlo... ñoña de cojones. Pero ahí queda.

Sin embargo, a pesar de todo, las esperas pueden ser muy largas. Sigues contanndo horas, minutos, segundos, milisegundos, microsegundos, y nanosegundos, debido a que el estar sin tener nada mejor que hacer que leer cosas por Internet aburre, y, por si alguien no lo sabe, el aburrimiento es capaz de tornarse en un agujero negro subjetivo, alterando la continuidad del espacio-tiempo hasta tal punto en el que la mente despega una y otra vez, se aleja miles de kilómetros, para volver al mismo sitio, y comprobar con desesperación que no han pasado ni dos minutos desde la última mirada al reloj.

Pero va quedando menos... va quedando menos. Y poco a poco se va acercando el momento. La adrenalina vuelve a recorrer mi cuerpo mientras mi mente se vuelve a despegar momentáneamente en un viaje pseudo-onírico, a la espera de los próximos acontecimientos.

Esperemos, y deseemos, que todo sea como en la frase ñoña, cambiando corazoncitos y cosas rositas, azucaradas y malas para el colesterol, por sangre y vísceras, más propias de una criatura memoníaca como el aquí presente, aderezado con unas verduritas y algo de fruta, que hay que cuidarse en salud y comer hierba es sano, leñe.

Y todo... en las próximas horas.

Y como comentario ajeno al post, aunque parezca que hablo de ello en todo este desvarío... Jo, tengo hambre, y aún quedan 15 minutos para que abra el comedor.

miércoles, abril 09, 2008

Propósitos incumplidos y por cumplir

Lamentándolo mucho, he de decir que hay un propósito, por ahora, que ya no voy a poder cumplir.

¿Cuál es? El del fatídico proyecto. Hace tiempo me dí cuenta de ello, y el hecho de intentar agobiarse poco, junto con la falta de documentación hasta hace nada, uniéndolo a algo de vagancia, necesidad de mirar demasiada documentación, de que no tenía demasiado cerca a gente a la que preguntar cuando me quedaba atascado, etc... pues como que han hecho casi imposible cumplirlo.

Al menos poco a poco voy avanzando. Estos días estoy mirando menos cosas, pero por ahora he tocado dos partes, que considero bastante desarrolladas. Más tarde, cuando tenga que integrarlo todo, etc, se armará el belén, pero tengo el consuelo de que ya tengo algo de código escrito, aunque no es, ni una maravilla de código, ni la panacea del proyecto, puesto que aún queda lo gordo pendiente.

Paso a paso, como se suele decir.

En cuanto al resto de propósitos... ahí siguen, he conseguido organizarme mejor unos días, pero otros sigue la cosa igual. Sigo algo vago, aunque intento hacer más cosas, aunque el cansancio y la apatía son lo que son, y muchas veces se llega tan cansado a casa que es imposible hacer nada más. De ahí viene que no me apetezca hacer nada de ejercicio, que lo de ponerme a hacer garabatos sobre una hoja de papel se queden en intenciones pospuestas, y la partida siga algo en ciernes, en parte por mí, lo reconozco, y en parte por la dejadez de alguno de los participantes, a los que arrancaría los testículos (porque ambos son especímenes macho de la raza humana) y les colgaría de sus propias entrañas, sólo por placer y diversión.

Y qué más comentar... salgo algo a la calle (pero no mucho, que es malo), y sigo con la intención de hacer cosas, y cumplir, si no todos, la mayor parte de los propósitos (el del proyecto y la carrera, por cajones, además).

Espero que el proyecto pueda estar finiquitado para Junio, y aunque tenga que entregarlo en Septiembre... esté completado bastante antes. Aunque en esto no dependo únicamente de mí, pero lo que está bastante claro es que la idea de pasar otro verano sin tener vacaciones se me antoja sumamente desagradable, y procuraré no llegar a ese caso.

En cuanto al resto de propósitos... mi linda cabecita no para. No termino una cosa, y ya estoy pensando otra. A ver si la partida puede comenzar y seguir adelante, en breves, que ya lleva mes y algo de retraso, aunque sea con dos o tres personas, y antes o después pueda ponerme a dibujar, que ya tengo ideas para cuando mis garabatos sean mínimamente antropomórficos.

Eso es todo por ahora.

Seguiremos informando.